Entrevista a @CruELEdebil

“Estamos a punto de tener que pedir disculpas por ser filólogos”

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Imagen de perfil de @cruELEdebil en Twitter

@cruELEdebil es el apodo bajo el que se expresa la voz anónima de una profesora de ELE que se define así: “Profesora de español imperfecta. Harta de ser como la de la viñeta de Forges. Pío impía pensamientos míos y ajenos.”

Los tuits de Cruele son excepcionales porque denuncian aspectos del mundo ELE que muchos no nos atrevemos a cuestionar públicamente y, además, porque hacen gala del arte de todo buen tuitero: ironía, ingenio, gran sentido del humor y, sí, alguna que otra irreverencia siempre al servicio de contenido interesante.

En esta entrevista, en la que se presentan y se comentan algunos de sus tuits, Cruele opta por el tono coloquial, cercano y no duda en poner de manifiesto, desde una actitud crítica y realista, problemas y cuestiones que afectan directamente a nuestra profesión: la falta de debate en el ámbito de ELE, la burbuja formativa, la relación humana entre el profesorado y las nuevas tendencias didácticas.


Vanessa: Es posible que muchos profesores no te conozcan. ¿Quién es CruELE Débil?

Cruele Débil: Solamente soy una profesora, sola, dándole vueltas a lo que veo, oigo y leo. Desde siempre me he hecho muchas preguntas y eso fue lo que me llevó a las redes para ver si había más profes haciéndose preguntas también. Al al principio estaba muy contenta porque al ver tanta gente en Twitter, Facebook, blogs, plataformas, pensé que encontraría muchos discursos, que me enriquecería con los distintos puntos de vista, que encontraría voces discordantes y protestonas, que se reflexionaría sobre qué hacemos y cómo lo hacemos y que desde ahí se intentarían cambiar las cosas y tengo que decir que, al cabo de poco tiempo, ya estaba bastante decepcionada. Cruele Débil nació para no volverme majara.

Yo formo parte del sistema que critico, soy parte del colectivo que no genera discurso, soy miembro activo del profesorado adocenado y encorsetado por el plan curricular del Cervantes, participo activamente en la venta de cursos en la no reglada y en la Universidad cuyo único objetivo es hacer negocio y expedir certificados y al mismo tiempo quiero ser una profesora honesta, competente, profesional, conectada, crítica y formada, o sea, casi nada de lo que dice la dichosa viñeta de Forges. ¿Cómo lo hago? ¿Cómo gestiono mi día a día estando en los dos bandos, como tantos otros docentes? Por eso decidí crear el segundo perfil, Cruele Débil, para poder dar salida a la furia desatada y servir de desahogo a la parte débil de esta profesora de español que se siente marginal quiero estar al margen  y contradictoria formo parte de ello.

V: Eres muy crítica con todo lo que rodea a nuestra profesión. ¿Crees que no hay transparencia en las redes en el mundo ELE? ¿Por qué un perfil anónimo?

CD: En las redes, especialmente en Twitter, muchas veces pienso que estoy leyendo tonterías y me apetece compartir ese pensamiento porque creo que no debo ser la única. Otras veces  me ocurre presencialmente, en jornadas o talleres. ¿Cuántas veces alguien manifiesta abiertamente que el contenido de una comunicación, una ponencia, un tuit o un post le ha parecido una memez? No muchas, por desgracia. Normalmente cuando algo gusta a los líderes de opinión, que los hay, suele reenviarse, citarse o reproducirse hasta la extenuación sin apenas comentarios críticos, positivos o negativos que aporten otros puntos de vista o enriquezcan la mirada sobre la cuestión. Me encantan las redes y Twitter es una herramienta que ha creado mucha cohesión entre la comunidad de profes pero, como apuntaba una vez @marecica, hay mucho buenrollismo y poca crítica.

Uso un perfil anónimo porque tengo un cargo, estoy bien considerada, pertenezco al sistema y tal vez me despedirían del trabajo. No me lo puedo permitir pero tengo derecho a criticar y a protegerme. Lo importante no es ni mi cara ni mi nombre, solo mi voz. Cruele es una máscara.

V: ¿Y esa voz pretende transmitir la falta debate y autocrítica por parte del profesorado de ELE?

CD: Yo no estoy segura de si falta debate en el sentido estricto de la palabra pero echo de menos más reflexión sobre nuestra labor docente. Más que de autocrítica prefiero hablar de reflexión y de discurso. ¿Qué discurso tenemos sobre nuestra profesión? ¿Qué discurso tenemos sobre nuestra praxis? ¿Hacia dónde vamos? ¿Cómo hacer nuestro trabajo en las condiciones que tenemos que hacerlo?

¿Cómo lo hacemos en el momento de cambio, de transición en el que estamos? ¿Qué hago yo participando de según qué? Estas son algunas de las preguntas que me hago y encuentro muy pocos profesores que me iluminen, que apunten algo, aunque no me convenza, que propongan, aunque piense que la propuesta es demasiado aventurada, que discurran, que rompan. En general somos un colectivo que, en mi opinión, en redes, se cuestiona muy poco o casi nada.

Aún diría más, ¿somos un colectivo? ¿Quiénes formamos parte del profesorado? ¿Somos realmente profesores? El cuestionamiento se hace desde una posición ideológica, desde una formación y un conocimiento de la materia.

V: ¿A qué te refieres exactamente?

CD: Para mí hay dos cosas fundamentales: somos docentes de lengua española, eso lo primero y, en segundo lugar debemos conocer en profundidad la materia sobre la cual vamos a dar clase. Todo los demás viene después. Me fastidia enormemente ver como en las jornadas de formación se dejan de lado las ponencias de contenido lingüístico, como si fueran algo residual, porque los platos fuertes son qué hacer con los móviles en clase, cómo montar festivales de cine en red, cómo motivar a tu grupo creando buen rollo, qué juegos son mejores para llevar al aula, que, ojo, no digo que no deban hacerse talleres de este tipo pero, ¿cuántos de nosotros sabemos lo suficiente sobre el funcionamiento del artículo en español, su valor, sus restricciones? ¿Cómo trabajar los mecanismos de la formación de palabras en un aprendiente de Ele? ¿Qué aspectos debemos tener en cuenta sobre la posición del adjetivo?

Estamos a punto de tener que pedir disculpas por ser filólogos, los pocos que lo somos, para no ofender a todos aquellos que no lo son y que reclaman su derecho a ser profesor. Yo no se lo niego, pero que tengan conocimientos de lingüística dignos de un profesor de lengua aparte del cursito de formación y que no bostecen en público durante las ponencias de corte más gramatical.

Me dolió ver en el archifamosísimo encuentro práctico de 600 profesores de este año en Barcelona el escaso interés que bastantes de los asistentes mostraron durante una ponencia sobre léxico desde una perspectiva teórica.  Vi a la gente charlando durante la conferencia sin prestar atención e incluso escuché comentarios del tipo “yo paso de esas cosas”, “esto no lo entiende  nadie” y “esto para qué sirve”. Siempre hay gente así pero es que ¡era mucha!  

Tal vez por eso “triunfa” la gamificación. ¿Triunfa? No estoy segura, pero a tenor de los retuits y de los seguimientos masivos a todo lo que sea gamificado, parece que muchos profes están metiendo los jueguecitos aunque sea con calzador. Yo no gamifico, no me va y no me veo. Si no me veo, no lo hago. Por supuesto, un respeto a los que lo proclaman, lo difunden y lo aplican, también a diseñadores y teletiendas varias. Lo que no entiendo es que casi nadie diga algo en contra u opine que es una memez andar gamificando con desespero, bueno, sí, recuerdo un tuit de @e_quintana que decía “los neardentales también gamificaban”.

El mundo ELE es permeable a las modas y entre cuatro gurús y dos profetas te montan una tendencia. Le sumas dos webinars de un par de editoriales potentes, un par de artículos en MarcoEle, 20 tuits y ya lo tienes. Como gamificar es resultón en clase, bingo seguro. Profe chachi, clase guay, buen rollo y tira que te va.

V: Eres políticamente incorrecta opinando sobre las nuevas tendencias didácticas en el ámbito de ELE. ¿Cuál es tu concepción de la enseñanza/aprendizaje?

CD: Yo de tendencias no sé gran cosa pero he sido estudiante toda mi vida. Tú sabes que la última palabra la tienes tú y que hay que aprender algunas cosas de memoria y punto. Estudies lo que estudies. Cómo lo hagas es tu problema pero te lo tienes que saber. A mí no me da miedo decirles que se estudien los irregulares del pretérito indefinido de memoria en su casa como ellos quieran. No puedo estar montando kahoots, concursos, juegos de cartas, ¿os suena?, para que los aprendan “sin sufrir” o para que sea divertido. No le veo el sentido. No tengo tanto tiempo en el aula y prefiero invertirlo en buscar buenos ejemplos para resolver preguntas más complejas, preparar cómo presento una  cuestión gramatical, cuestionar el manual de clase y completar lo que falte creando y diseñando una buena situación para que se dé el aprendizaje. Esas cosas. Es una cuestión práctica y de prioridades. Me da igual si suena antiguo. De momento ellos no piensan que yo sea un dinosaurio y esa es mi brújula.  

Vamos a ver, ¿por qué tiene que ser “divertida” la clase de español? Es mejor plantearse que lo motivador para el estudiante sea el hecho de estar aprendiendo una lengua y percibir que progresa, que avanza y que obtiene resultados. Si eso es así, no necesitarás montar un casino en tu clase porque ya vendrán convencidos a disfrutar de su aprendizaje. Haz que pase eso en el aula, no la disfraces, no ocultes tus carencias detrás de la diversión gratuita. ¿Qué rentabilidad obtiene el estudiante jugando a según qué? Puede ser escandalosamente baja. Normalmente, quien más beneficiado sale es el profe y eso es trampa.

V: Hace unos días, una profesora de ELE dejaba en las redes una reflexión que me parece interesante traer aquí: “enseñanza centrada en el alumno, aprendizaje colaborativo, atención a las inteligencias múltiples, competencias comunicativas, gamificación, aprendizaje por tareas y por proyectos, etc. cuando los programas de la mayoría de instituciones académicas se siguen basando en la gramática puzle del pleistoceno”. Se nos exige ser creativos e innovadores, sin embargo, ¿vivimos todavía en el “verbocentrismo”, como tú lo llamas?

CD: Sí, es muy curioso. A mí me piden siempre que dé rienda suelta a la creatividad en clase, que me salte el manual, que haga proyectos pero después me preguntan si un estudiante puede pasar de curso en función de si “sabe el presente de subjuntivo”. Hay un lío entre las nuevas tendencias didácticas, como las llamas, el plan curricular del IC, los manuales y su noción-función y el negocio de los centros. La profe se supone que tiene que atender a todos los factores que mencionamos en la pregunta y en la respuesta. Yo me niego. Antes va la vida. Es un caos.

En realidad, estamos en un momento de cambio, de transición y de creación de nuevos modelos. No creo que haya nada con lo que valga la pena casarse, tengo grandes dudas porque, por ejemplo, no digitalizar la clase puede acabar siendo algo absolutamente moderno. Tengo dudas sobre todo y estamos en un momento caótico. Los artículos visionarios y las teorías van muy por delante de lo que pasa en las aulas, más pasivas y adocenadas de lo que nos gustaría. Muchas veces soy yo más proactiva que ellos a la hora de revisar cómo estamos haciendo las cosas y eso que no soy innovadora, soy más bien reformadora. Algún día saldrá agua clara de este gran río revuelto, o no.

isalv

Viñeta de @isalv

V: Tus tuits critican muy duramente los manuales de ELE. 

CD: Bueno, yo he pasado vergüenza ajena con algunos audios. Cuando empezaba en esto era sumisa y los ponía, no me cuestionaba nada, era tonta porque había algunos que a la primera ya tenía que haber saltado. ¿Cómo es posible que dieran por bueno este? ¿Y este otro? Empecé a revisar los audios de todos los manuales que tenía que utilizar y más de la mitad no me parecieron aceptables. Lo bueno es que hablando con más profes también les pasaba lo mismo y no decían nada. Lo que más rabia me da es que algunos de estos audios pertenecen a estas sacrosantas editoriales ante las que debemos arrodillarnos y dar las gracias por todo lo que hacen por nosotros. Las mismas que luego dan talleres sobre diseño de materiales.

V: En mi opinión, se debe reconocer el trabajo de las editoriales en el estadio inicial de la formación de muchos profesores, especialmente cuando todo estaba por hacer en el ámbito de ELE. Hablo de un reconocimiento crítico, con el tiempo y la experiencia uno detecta errores pero también aciertos que, cuando la red no estaba tan presente, eran fuente de inspiración y de ideas. La irrupción de Internet ha provocado que los textos y los audios de los manuales hayan quedado desfasados ante la gran cantidad de información y posibilidades de trabajar con la red. También está cambiando nuestra concepción de la enseñanza/aprendizaje y de nuestra formación, ¿no crees?

CD: Es indiscutible el trabajo de las editoriales en los últimos 25 años, como apuntas, Vanessa, pero no menos cierto es que se han convertido en una especie de Google de las cuales no podemos escapar: organizan las jornadas en las que promocionan sus manuales, crean tendencias, se copian entre ellas y son muy retrográdas y pesadas. Seguro que es muy difícil hacer un manual de español y más si tienes que seguir al dedillo el PCIC pero llevan 25 años haciendo más o menos lo mismo. Por ejemplo, pensemos en la pragmática. ¿Qué manual conoces tú que le dedique buenos recursos? Con buenos recursos me refiero a audiovisuales, que estamos en el siglo XXI. No hay nadie que ilustre con audiovisuales las situaciones de fallo pragmático en las que puede incurrir un hablante no nativo. Otro ejemplo, las rutinas conversacionales, el análisis de la conversación, sobre estos aspectos no se ofrece casi nada y ya va siendo hora de crear muestras actuales, dignamente realizadas, accesibles y manejables para el estudiante y con explotaciones bien diseñadas. Nadie habla como en los audios, nadie.

V: Has publicado algunos tuits muy críticos con el profesorado. ¿Cómo percibes la relación entre profesores de ELE?

CD: Según mi experiencia los profes se suelen soltar en la “sala de profes” y es cuando más naturales son porque hierven: bien por lo que les ha pasado en clase o por lo que les puede pasar. Es uno de los lugares en los que más barbaridades he escuchado, sobre todo por parte de eventuales compañeros de trabajo sobre los que albergo dudas acerca de su motivación para ejercer esta profesión. Uno de los fenómenos que observo con más frecuencia es la falta de interés por los aspectos puramente lingüísticos que atañen a nuestra labor. Normalmente los debates sobre lengua se dejan para tres frikis que “controlan” mientras que la gran mayoría prefiere comentar acerca de la gestión del aula.

También me he ido encontrando con el doble discurso. Hay profesores que siempre tienen el discurso a punto sobre lo que hay que hacer y cómo debe hacerse. Te dan una lección sobre cómo hacen una comprensión lectora o sobre lo bien que les ha salido tal o cual actividad. Te hablan de la preparación, los materiales. Les comentas lo que has hecho tú. Te lo cuestionan, te interrogan para encontrar los puntos débiles. Te aconsejan e indican qué deberías haber hecho. Te vas a casa aturdida, confusa.  Otro día ves a ese mismo profe en la sala de profes, miras de reojo sus papeles, a ver si me inspiro, si aprendo algo. Está garabateando en unas hojas arrugadas, parece un plan de clase improvisado. Lleva fotocopias de hace al menos 20 años. Busca desesperadamente en un Gente primera edición.

Viñeta de @isalv

V: Además de profesora, eres formadora. Me gustaría conocer tu opinión sobre la burbuja formativa y el fenómeno de la desprofesionalización en el ámbito de ELE. ¿cuál es tu visión sobre la formación del profesorado? 

CD: Sí, es un tuit que supura “maldad” ja ja ja. Cursos como churros y churros de curso y, en medio, la gente que necesita hacer prácticas y que los mandan a un centro como el mío para completar su precaria formación. Un sacacuartos. Yo he tenido prácticum, con y sin experiencia docente,  que no sabían la diferencia entre un pronombre personal y un posesivo, no conocían los tiempos verbales, en fin, cosas de estas tan básicas, pero querían gamificar y “kahootearlo” todo. Esto no es bueno, habría que hacer una selección más cuidadosa. Es un negocio más y quien paga, entra.

Permíteme que recomiende la lectura del artículo “Import/Export: aproximación crítica a los discursos sobre el español como recurso económico en el campo del español como lengua extranjera (ELE)” de Alberto Bruzos y Eduardo Méndez, publicado en MarcoEle, que aporta datos interesantísimos sobre la imagen de ELE que promueven los discursos institucionales y mediáticos y cómo ésta, entre otros factores, repercute directamente en nuestra identidad como colectivo. Creo que leyendo este artículo se puede tener una visión, desoladora, del panorama.

V: ¿Tan desoladora? ¿Podría pensarse que eres un tanto pesimista?

CD: Nada pesimista, al contrario. Cruele, desde sus tuits, intenta observar desde la distancia y encontrar motivos para seguir en esta profesión con una cierta dignidad.


Gracias, CruELEdebil, por tu tiempo, tus reflexiones y por acceder a publicar esta entrevista. Nos vemos en Twitter.
Fuente de las viñetas: http://dibujosylecturas.tumblr.com/