Archivo de la etiqueta: formación de profesores

El profesor post-

El prefijo post- lleva ya mucho tiempo circulando por nuestras sociedades occidentales. Pocas etiquetas se resisten a dejarse acompañar por él y por sus grandes dosis de indefinición, ambigüedad y su correspondiente polémica. Surge de una provisionalidad que en muy pocos casos puede llegar a ser permanente. También en el ámbito de la lingüística aplicada se hace uso de él, como cuando hablamos de postmétodo o de lo postcomunicativo. Se dice que, a menudo, las etiquetas no hacen justicia a lo que tratan de representar por diversas razones. Si nos atenemos a una cuestión de mera terminología –dejando a un lado el debate que lleva parejo detrás de la poca idoneidad de poner etiquetas a todo– la ausencia de nuevos conceptos se debe a que nos encontramos en una larga etapa transitoria a otra realmente distinguible y todavía por venir, a la tremenda influencia del postmodernismo o a una simple falta de originalidad.

Bansky

Bansky

Ronald Inglehart (1991) describe en su teoría del cambio cultural las prioridades valorativas en las sociedades occidentales desarrolladas. Dice que nuestros intereses han cambiado. Ya no hablamos de valores materiales, sino de otro post-, el postmaterialismo: calidad de vida, medio ambiente, autoexpresión individual, sentimientos de pertenencia y participación en la comunidad, autorrealización, etc. La pérdida de lazos tradicionales y el debilitamiento de las grandes categorías sociales del pasado han llevado a un proceso de individualización y a una irremediable mayor autonomía del individuo en sociedades altamente diferenciadas. Una de sus consecuencias es el giro hacia un estilo de vida reflexivo (Beck, 1992). El sujeto individualizado se ve obligado a encontrar su propio estilo de vida y a definirse activamente ante la sociedad. Comienza un exigente y laborioso trabajo de búsqueda de identidad en la abundancia de ofertas culturales y libertad de elección. ¡Ahí es nada! Las biografías se hacen menos lineales y se diversifican. Confluyen, se expanden, se descomponen, se inventan, se autodeconstruyen… La identidad digital como extensión virtual de la identidad al uso o incluso como parte fundamental en nuestra exposición al exterior entra en juego.

#reconstrucción de la realidad #yo débil #revisión-autorrevisión

El estudio de la identidad y del self es uno de los grandes campos de interés actual en la lingüística aplicada, tema al que dedicaré un nuevo post. En el campo ELE, el PCIC señala tres dimensiones del alumno: como agente social. como hablante intercultural y como aprendiente autónomo. Esta división da cuenta de la realidad del aprendiente de lenguas actual y, por extensión, de una parte del modelo de ciudadano contemporáneo, al menos desde una visión eurocéntrica del aprendiente de español. El concepto de identidad excede el marco del aprendizaje de lenguas dado que ocupa todo el espacio de la individualidad; se supone que se distribuye homogéneamente por esas tres dimensiones del alumno.

Post-

Maison du Festival Rio Tinto Alcan, Montreal

En cualquier caso, como profesores debemos tener en cuenta, respetar y propiciar las manifestaciones de la identidad de nuestros alumnos. Además, aprender una lengua lleva implícitos cambios y contradicciones que se producen en todo ese proceso de descubrimiento, toma de conciencia y adaptación a ella. Si el componente lingüístico y cultural siguen formando la parte vertebradora de nuestra identidad también en la postmodernidad, esta se va a ver necesariamente influida –en mayor o menor medida– por la adquisición de una nueva lengua. A su vez, si uno de los objetivos más deseables y difíciles de conseguir es la individualización de la docencia, la identidad de nuestros alumnos se convierte en un elemento facilitador para alcanzarlo. Parece lógico afirmar que el componente motivacional que se deriva de la reconstrucción de la visión particular del mundo del alumno, ahora en otra lengua y bajo parámetros culturales diferentes e interculturales añadidos, se vería reforzado. Ahora bien, ese yo débil o en construcción necesita ávidamente del profesor propuestas para la reflexión, estímulos críticos y autocríticos, y, sobre todo, una gran competencia mediadora.

La enseñanza-aprendizaje de idiomas no es una disciplina ajena a su tiempo ni un compartimento estanco al margen de cambios de tendencias, y la autoconsideración de nuestros alumnos o la nuestra propia como profesores tampoco. En este mundo en red, en esta época de posts en donde la ilusión de lo permanente persiste en gran medida a golpe de medidas institucionalizadoras, la revisión y la autorrevisión constante se hacen imprescindibles. Cuánto peso no habrá tenido en lo que somos todo tipo de variables, incoherencias, contingencias, avatares, contradicciones, caos, etc. Eso también es una valiosa fuente de conocimiento. Puede que por ahí empiece la búsqueda del orden en estos tiempos revueltos.

Postdata: por cierto, la RAE establece que la forma pos- es preferible a post-.


BECK, U. (1992): Risk Society: Towards a New Modernity. Londres: Sage.

INGLEHART, R. (1991): El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas. Madrid: Centro de Investigaciones Sociológicas.

 

 

P de Profesor

El pasado viernes 13 de junio, en el marco de la quinta sesión de los encuentros organizados por Todoele, Neus Sans, Javier Villatoro, Francisco Herrera, Encina Alonso y Marta Baralo participaron en una interesante mesa redonda, moderada por Carlos González Casares, en la que se debatió sobre cómo llegar a ser un buen profesor de ELE.

La elección de participantes con perfiles muy diferentes (profesores expertos y noveles, autores de materiales, investigadores de muy diversos campos), la atmósfera que se logró crear (escuchamos reflexiones, ideas y opiniones muy dispares expresadas con libertad y naturalidad), la amplia participación de los usuarios en Twitter como extensión natural del evento (#EncuentrosTodoele) y la inclusión de preguntas formuladas por los asistentes a través de la red, en mi opinión, convierten a estos encuentros en una fuente de aprendizaje informal muy valiosa en el campo del ELE, con cierto aire conectivo.

¿Cómo se llega a ser un buen profesor? Mi compañera Isabel Leal recogió durante el transcurso del encuentro algunos de los componentes que se mencionaron en la siguiente infografía:

Infografía creada por Isabel Leal (@isalv) durante la 5ª sesión de los Encuentros Todoele, compartida en Twitter.

Infografía creada por Isabel Leal (@isalv) durante la 5ª sesión de los Encuentros Todoele, compartida en Twitter.

No obstante, hay dos reflexiones que me parecieron fundamentales porque apuntan a un cambio de mentalidad: Javier Villatoro advertía sobre la urgencia de reinventarnos como profesores, cosa que él lleva tiempo haciendo en las redes a propósito de noticias sobre desarrollo de los traductores automáticos. Francisco Herrera mencionaba el «ensimismamiento» del mundo ELE e insinuaba la necesidad de salir de nuestro campo para generar actitudes innovadoras (algo en lo que insiste también Fernando Santamaría). Por otra parte, eché de menos que se hablara no tanto de la oferta formativa o el papel que juega la formación, como de la importancia del aprendizaje informal en el desarrollo de un profesor, aunque me parece que las dos reflexiones que cito están directamente relacionadas con esta cuestión.

#reinventarse #ir a los márgenes #el futuro tiene un corazón antiguo

El capítulo «P de Profesor» del Abecedario de Deleuze es un documento inspirador y actual que contiene reflexiones en mi opinión de gran valor y que prefigura algunos de los problemas que sufre la educación hoy en día. Desde nuestra perspectiva, podemos caer en el error de escuchar a Deleuze con indulgencia, como a un viejo excéntrico que, por cierto, impartía lecciones magistrales en la Universidad de Vincennes, un modo de llevar la clase impensable en la actualidad. Sin embargo, en su aula Deleuze logró transformar la estructura jerárquica de la universidad en un espacio caótico e informal de aprendizaje. A sus cursos asistía un público bien heterogéneo (universitario y no universitario, de todo tipo y condición) y de sus palabras se desprende que respetaba la individualidad de cada estudiante, incompatible con el actual sistema educativo, basado en el modelo de transmisión de contenidos y el cumplimiento de objetivos prefigurados en un curso. Deleuze tenía muy claro que el conocimento reside en la administración de diferentes puntos de vista, algo a lo qué él llamaba «tejido» y que hoy se podría denominar «red»:

Nadie puede estar escuchando dos horas y media: un curso no está destinado a ser comprendido en su totalidad. Un curso es materia en movimiento, es algo musical. Por eso cada uno, o cada grupo, toma lo que le conviene. Un mal curso es aquel que no conviene a nadie.

Un curso es emoción e inteligencia. Sin emoción no hay ningún interés: no hay que seguirlo todo o escucharlo todo, se trata de despertarse a tiempo para captar aquello que te conviene como estudiante.

Para que esto suceda es muy importante tener un público variado: porque se notan muy bien los centros de interés que se desplazan, que saltan de uno a otro y que conforman un tejido espléndido, una textura.

Deleuze prefigura en esta entrevista la transformación de las universidades en organizaciones centradas más en la burocracia que en la investigación y critica la falta de disciplinas creativas en las universidades. Más adelante, cuando Deleuze habla de la «soledad» lo hace en términos que bien podrían relacionarse con los que utiliza Siemens para distinguir entre inteligencia colectiva e inteligencia conectiva, señalando la importancia de conservar la propia identidad y las propias ideas (1). Dice Deleuze:

Crear escuela es terrible: una escuela requiere mucho tiempo, uno se convierte en un gestor. Eso acarrea exclusividades, organización del tiempo. La escuela es lo contrario al movimiento. Si no quieres tener unas nociones garantizadas que tus discípulos repitan hay que tener en cuenta dos factores importantes:

Hay que enseñar a los estudiantes a ser felices en su soledad, hay que reconciliarlos con su soledad.

Hay que difundir nociones que se vuelvan ideas corrientes, manejables de varias maneras. Eso solo lo pueden hacer los solitarios, adaptando esas nociones a su manera, sirviéndose de ellas con arreglo a lo que necesitan.

A mi parecer, la entrevista en su totalidad constituye un gran punto de partida para reflexionar sobre el papel del profesor, y creo que es necesario establecer un diálogo entre lo viejo y lo nuevo para generar un cambio de actitud.

#P DE PROFESOR:

(1) (…) cada uno de nosotros piensa por su cuenta y obtiene valor colaborativo de la conexión y la combinación de ideas. Cada persona conserva su propia identidad y sus propias ideas, que toman forma y se ven influidas por las aportaciones de los otros (…) la distinción entre inteligencia colectiva y conectiva no puede parecer muy relevante para algunos. Sin embargo, a  medida que vayamos trabajando colaborativamente cada vez más, me parece que esta distinción será de gran importancia. Por razones de motivación, autoconfianza y satisfacción, es fundamental que podamos conservar nuestro yo y nuestras ideas a la hora de colaborar con los demás. La inteligencia conectiva permite eso. La inteligencia colectiva termina borrando [over-writing] la identidad individual. (1)Entrada disponible en:  http://www.elearnspace.org/blog/2008/02/18/collective-intelligence-nah-connective-intelligence/, traducida por Emilio Quintana en el espacio Grupo Nodos ELE, http://www.nodosele.com/blog/?p=76#comments